Conozcamos a Paula, una mujer que enfrentó la adversidad con valentía y determinación

Paula tiene 35 años, es rosarina pero desde 2015 vive en Buenos Aires junto a su pareja Martín y su hijo Mateo de 4 años. En abril de 2021, un accidente cambió su vida para siempre. Esta es su historia.

CMIFR: ¿Cuándo y cómo fue el accidente?

Paula: En Abril de 2021 camino a mi trabajo en un intento de robo tuve un accidente en el tren, por el cual primero estuve en terapia intensiva alrededor de 20 días, ya que perdí el bazo, un riñón y mi pierna izquierda. 

 

CMIFR: ¿Cómo llegaste al CMIFR? ¿Cómo fue tu experiencia?

Paula: Derivada por la ART que cubrió el tratamiento, Provincia ART. Pasé unos dos meses internada en el Centro Médico Fitz Roy en donde, a la par de estudios y controles, comencé mi proceso de rehabilitación. 

 

CMIFR: ¿Te sentiste acompañada por los profesionales?

Paula: Siempre acompañada por todo el equipo médico: enfermeras, cirujano, fisiatra y especialmente por Andrea, mi kinesióloga. Ella me brindó las primeras herramientas que me ayudaron a conseguir cada vez más autonomía. 

El miércoles 9 de junio del 2021 volví a mi casa. Después fue un intenso proceso de recuperación al que le dediqué mucho tiempo de entrenamiento, dos horas diarias durante casi un año.

Del andador pase a usar muletas y fortalecer el cuerpo. Ir al Centro Médico fue por algún tiempo mi refugio. En mi casa no podía  verme en el espejo de cuerpo entero, mientras en rehabilitación si lo hacía, incluso me sacaba fotos o filmaba. 

 

CMIFR: ¿Qué es lo que más valoraste del centro durante todos esos meses?

Paula: Tener ese espacio propio en donde me sentía acompañada, contenida y sobre todo impulsada. Poder compartir el día a día con profesionales especializados y con mis compañeros hizo muchas veces más sencillo el proceso. Identificarme con quienes habían pasado por lo mismo que yo, me ayudó a amigarme con la imagen que me devolvía ahora el espejo. 

Con práctica, esfuerzo, contención y mucha terapia pude cambiar la perspectiva y comenzar a valorar los pequeños pasos que estaba dando, las cosas que empezaba a poder hacer sin asistencia. 

 

CMIFR: ¿Cómo estás hoy en día?

Paula: Yo digo que el proceso de rehabilitación esconde una trampa. Empezamos a trabajar con el objetivo de volver a hacer esas cosas que hacíamos antes. Lo que nadie nos dice, quizás para no desalentarnos, es que seguramente volveremos a hacer todo lo que hacíamos, pero no de la misma manera. Y al menos para mí ese fue, y sigue siendo, el mayor desafío. 

Hoy puedo definirme como una mujer, profesional y mamá, que porta una discapacidad motriz, y con días mejores que otros, asumo el desafío de darle sentido a lo que pasó, en otras palabras resignificar mi experiencia. 

 

 

 

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